Primer domingo de cuaresma. Ciclo C.
«No sólo de pan vive el hombre»
1. Oración para disponer el corazón
Espíritu Santo, Compañero de mi vida, que llenas y conduces: guía mis pasos hacia el desierto en el que el Padre desea hablarme al corazón y hacerme su hijo para siempre. Que no me pierda tras voces tentadoras que me sacan de ese centro del corazón en el que nada hay tan real como tus Palabras y en el que todo "pan" en nada es comparable al Pan de Dios. Amén.
2. Lectura del libro del Deuteronomio 26.4-10.
Dijo Moisés al pueblo: El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor tu Dios. Entonces tú dirás ante el Señor tu Dios: «Mi padre fue un arameo errante, que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas. Pero luego creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa. Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud. Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres; y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia. El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos. Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel. Por eso ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo, que tú, Señor, me has dado.» Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios.
"El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias…": La ley pedía el ofrecimiento de las primicias (Ex 22, 28), seguramente en ocasión de la fiesta de los ázimos. Era una celebración quizá de origen cananeo con motivo de la primavera, a la que Israel dio un significado nuevo: de ser un culto a la fecundidad a ser expresión de fe en la acción salvífica de Dios en la historia.
"Mi padre fue un arameo errante": A la ofrenda de las primicias acompaña una recitación que no tiene la forma de oración, sino más bien de profesión de fe. Como un "Credo", es un sumario de los hechos principales de la historia de la salvación y abarca desde los patriarcas, refiriéndose a Jacob, hasta la entrada en la tierra de Canaán. Parece que se trata de la profesión de fe del AT a la que hay que conceder más antigüedad e importancia.
"El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte…": El israelita al pronunciar esta profesión de fe se siente contemporáneo de los hechos pasados y por ello pasa de la tercera persona -al mencionar los antepasados- a la primera. La fiesta de los ázimos quedó unida a la fiesta de Pascua (de origen diverso, de ambiente familiar y de pastores), puesto que ambas celebraban, para los israelitas, el mismo hecho: la liberación de la esclavitud de Egipto y el don de la tierra prometida.
"Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra": El último episodio de la historia de salvación es el don de la tierra como cumplimiento de la promesa. Este es un mensaje central del Deuteronomio. Por eso la infidelidad del pueblo hará peligrar este don recibido. De ahí que el ofrecimiento de las primicias no es un simple gesto de religiosidad ancestral (dar a la divinidad el tributo debido), sino un gesto de acción de gracias y una proclamación de la acción de Dios en medio de la historia de Israel.
3. Salmo responsorial
Sal 90, 1-2.10-11.12-13. 14-15
R/. Acompáñame, Señor, en la tribulación.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.»
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos.
Te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.
Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré.
«No se te acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta tu tienda, porque a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos; te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra».
Hermosas palabras llenas de consuelo. Hermoso pensamiento de ángeles que vigilan mis pasos para que no tropiece en ninguna piedra. Hermosa imagen de tu providencia que se hace alas y revolotea sobre mi cabeza con mensaje de protección y amor. Gracias por tus ángeles, Señor. Gracias por el cuidado que tienes de mí. Gracias por tu amor.
Y ahora quiero escuchar de tus propios labios las palabras más bellas que he oído en mi vida, que me traen el mensaje de tu providencia diaria como signo eficaz de la plenitud de la salvación que en ellas se encierra. Dilas despacio, Señor, que las escucho con el corazón abierto. «Se puso junto a mí: lo libraré; lo protegeré, porque conoce mi nombre; me invocará y lo escucharé. Con él estaré en la tribulación, lo defenderé, lo glorificaré; lo saciaré de largos días, y le haré ver mi salvación».
Gracias, Señor.
4. Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 10,8-13.
Hermanos: La Escritura dice: «La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón.» Se refiere al mensaje de la fe que os anunciamos. Porque si tus labios profesan que Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justicia, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre Judío y Griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.»
"La palabra está cerca de ti": San Pablo recoge unas palabras que el Dt pone en labios de Moisés (30, 11-14): pese a que la observancia de la Ley es la condición necesaria para obtener la salvación, no debe pensarse que esto sea imposible; no es preciso escalar las alturas o bajar a las profundidades. Este razonamiento de Moisés halla su plena realización en Cristo. El es el que ha bajado de lo alto, para compartir la vida de los hombres, y es el que ha subido de las profundidades de la muerte, para resucitar.
Por ello, el hombre no es necesario que busque con esfuerzo el camino del cumplimiento de la Ley para obtener la salvación, sino que se ponga en el camino de la fe: "si tus labios profesan que Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó, te salvarás". Cristo ocupa el lugar salvífico que tenía la Ley en la Antigua Alianza. La fe tienen una doble dimensión inseparable: hacia el interior y hacia el exterior, aceptando y expresando unas verdades de fe.
"Nadie que cree en él quedará defraudado": Otra cita del AT, de Is 28, 16, que se refiere precisamente a un tema muy apreciado por el NT: la piedra angular puesta por Dios en Sión. Cristo es la piedra que no tiembla. Pablo acentúa el universalismo de la confianza en él. Jesús es el Señor de judíos y griegos. Por la resurrección ha sido constituido por Dios como Señor, un título que el AT reservaba a Yahvé.
5. Lectura del santo Evangelio según San Lucas 4,1-13.
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan. Jesús le contestó: Está escrito: «No sólo de pan vive el hombre.» Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo, y le dijo: Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo. Jesús le contestó: Está escrito: «Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo darás culto.» Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti», y también: «Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras.» Jesús le contestó: Está mandado: «No tentarás al Señor tu Dios.» Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
"Durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo": En la última narración preparatoria para el ministerio público, Lc presenta las pruebas que Jesús sufre como Hijo de Dios. El orden de las pruebas es diferente del evangelio de Mt. Para Lc la última se sitúa en Jerusalén, es el lugar donde conduce el camino que Jesús sigue a lo largo de la narración evangélica. No podemos hacer ninguna reconstrucción histórica sobre los hechos aquí narrados.
Su carga simbólica y teológica es demasiado fuerte, pero es verdad que se fundamenta en una base muy real: Jesús durante su vida sufre la prueba de una oposición a su misión. La finalidad básica de las tres tentaciones es la de corregir una idea equivocada de la misión de Jesús como Hijo de Dios. Se propone a través de una comparación con la actitud del pueblo de Israel en el éxodo: donde este pueblo falló, allí Jesús permanece fiel a la voluntad del Padre que le envía.
"Está escrito: No sólo de pan vive el hombre": La controversia de la primera tentación tiene como respuesta DT, 8, 3. Israel deseaba en el desierto las comidas de la esclavitud de Egipto y Dios debe intervenir con el maná para que reconozca de una vez quién es su Salvador. Jesús, en cambio, no utiliza su relación con Dios en provecho propio, sino que está a la disposición de Dios que le envía.
"Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo darás culto": Jesús debe responder ante la tentación de aceptar el poder de manos de alguien que no es Dios. Lo hace con la cita de Dt 6, 13, que forma parte de la exhortación de Moisés al pueblo de Israel para estar vigilante ante la seducción de las divinidades cananeas al entrar en la tierra prometida.
"Está mandado: No tentarás al Señor tu Dios": La última tentación, en Jerusalén, consiste en la posibilidad de manifestarse con los poderes extraordinarios de Hijo de Dios, según las expectativas humanas. La respuesta de Dt 6, 16 pertenece a las palabras de Moisés en las que recuerda al pueblo que puso a prueba a Dios exigiendo el agua en el desierto (Ex 17, 1-7) y exhorta a nunca más tentar a Dios.
6. Oración final:
Señor, nosotros te buscamos y deseamos tu rostro, haz que un día, quitado el velo, podamos contemplarlo. Te buscamos en las Escrituras que nos hablan de Ti y bajo el velo de la sabiduría, fruto de la investigación de las gentes Te buscamos en los rostros radiantes de los hermanos, en las improntas de tu pasión en los cuerpos sufrientes. Toda criatura está marcada con tu impronta, toda cosa revela un rayo de Tu invisible belleza. Tú te revelas en el servicio del hermano, al hermano te manifiestas por el amor fiel que no se acaba. No los ojos sino el corazón tienen Tu visión, con simplicidad y veracidad tratamos de hablar contigo. Amén.
7. Los cantos en la Cuaresma
Para escoger los cantos del tiempo de Cuaresma es necesario conocer el sentido de cada uno de los días, especialmente de los domingos y tener en cuenta siempre la temática cuaresmal que gira alrededor de:
- La conversión y penitencia
- La preparación a la Pascua
- La cruz y la pasión de Cristo
- La marcha en el desierto
- El camino de la Iglesia peregrina
Los cantos deben ser suaves y sobrios; motivar a la asamblea a entrar en reflexión y meditación. Se deben escoger aquellos cantos que son confesantes de nuestra fe, que no hablan en primera persona del singular (Yo), sino que hablan de la comunidad que se acerca a Dios.
7.1 Características del canto cuaresmal
- Los instrumentos de percusión se moderan. Se acentúan el IV domingo (Laetare “Alégrense”), en las solemnidades y en las fiestas.
- La aclamación del Aleluya se omite. Incluyendo solemnidades y fiestas. Debe sustituirse por una breve aclamación que manifieste que estamos en camino hacia la Pascua. Para esto podemos remitirnos a la antífona que antecede al Evangelio.
- El acto penitencial se resalta. Un modo concreto de hacerlo es interpretando canciones más meditativas, reflexivas y no muy rítmicas.
- La oración de los fieles se resalta. Se hace una fuerte invitación a entonar la respuesta de la oración de los fieles.
- El canto de despedida. Con el objetivo de marcar el carácter de austeridad de este tiempo, se recomienda que sea breve y acentúe el camino pascual.
7.2 Recomendaciones para los cantos
- Disminuir la música de acompañamiento. Utilizar solo lo suficiente para apoyar el canto.
- Musicalizar debidamente los cantos. Con ritmos suaves y armonías adecuadas.
- Respetar el Salmo: No se debe sustituir el salmo responsorial por otros cantos penitenciales. En la medida de lo posible se debe cantar.
- Dejar cantos que acentúan la pasión y muerte de Cristo para última semana.
- Escoger los cantos más adecuados.
- Canto de entrada de la misa
Este canto ha de dar el color cuaresmal al conjunto de la celebración eucarística. Debe ser penitencial o, en los días viernes y en las dos últimas semanas, alusivos a la cruz del Señor.
- Cantos de comunión
Deberán evitarse los que tuvieren un matiz penitencial, pues la comunión es siempre un momento festivo. En el momento de comulgar no se trata de crear un ambiente cuaresmal, sino acompañar festivamente la procesión eucarística. Por ello es bueno para este momento escoger cantos alusivos al convite eucarístico.