Domingo 32 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

ordinario

“La sabiduría es radiante e inmarcesible, la ven fácilmente los que la aman, y la encuentran los que la buscan; ella misma se da a conocer a los que la desean”.

La liturgia de este domingo, intenta marcar la pauta de lo que es la apertura al último destino del hombre y de la vida. Efectivamente, sin la sabiduría, que es la esencia de lo bueno, de la felicidad, de lo ético y estético, la vida perdería su hermosura y su dimensión escatológica (lo que la lleva más allá de la experiencia de la finitud y de la muerte). Por ello, ser sabio, en la Biblia, no es estudiar una carrera para aprender muchas cosas; no es cuestión de cantidad, sino de calidad; es descubrir constantemente la dimensión más profunda de nosotros mismo y de Dios.

1.      Oración Inicial:

Dios, Padre nuestro, ayúdanos para que sepamos vivir con toda responsabilidad y esperanza, como nos enseñó Jesús, de manera que se alejen de nosotros el desánimo, la tristeza y la desesperanza y podamos trabajar libremente en la construcción de tu Reino. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. Seguir leyendo «Domingo 32 del Tiempo Ordinario – Ciclo A»

Domingo 30 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

ordinario

EL MANDAMIENTO PRINCIPAL

La pregunta capciosa que los fariseos dirigen a Jesús no es una cuestión trivial. En la sociedad judía de aquel tiempo, existía una infinidad de mandamientos y de interpretaciones que terminaban por abrumar la conciencia de las personas. ¿Cómo hacer para cumplir con tantos preceptos, sin desatender ninguno? El riesgo mayor era que se podían descuidar los mandatos fundamentales y obsesionarse por los accesorios. De ejemplos y casos de esta confusión tenemos noticia en los Evangelios. De ahí que la respuesta del Señor Jesús siempre seguirá siendo nuestro referente fundamental: tan importante es el amor a Dios como el amor al prójimo. El libro del Éxodo concreta de forma precisa el alcance del amor al prójimo al legislar a favor de los emigrantes, las viudas, los forasteros y los huérfanos.

  1. ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la caridad, y para que merezcamos alcanzar lo que nos prometes, concédenos amar lo que nos mandas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Seguir leyendo «Domingo 30 del Tiempo Ordinario – Ciclo A»

Domingo 29 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

ordinario

Una enseñanza, de grandes consecuencias, nos aguarda hoy. Está resumida en la frase de Jesús: “Lo del César, devolvédselo al César”.

Los capítulos 21-23 de Mateo, que venimos leyendo de forma relativamente continua, constituyen una unidad temática importante. Con sus enseñanzas, Jesús pone a las autoridades judías y los fariseos en jaque. Esto se puede ver claramente en la conclusión de evangelio de hoy.

1. Oración inicial
Oh Dios que hiciste que el pueblo de Israel reconociera tu presencia bienhechora en el rey Ciro, más allá de los estrechos límites de su propia etnia y religión. Danos una mirada también amplia y abierta, para reconocer los muchos Ciros –de otras religiones o hasta no religiosos- en los que también hoy podemos descubrir tu oculta presencia bondadosa. Seguir leyendo «Domingo 29 del Tiempo Ordinario – Ciclo A»

Domingo 24 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

ordinario

Jesús Ben Sira no desconocía la virulencia de la venganza, ni tampoco la desfachatez de quienes recibiendo el perdón de parte de Dios, se obstinaban en negarlo a sus hermanos. Ese doble discurso es cuestionado de forma radical. No se puede usar dos reglas para medir una misma conducta. La incongruencia de tal proceder está ampliamente retratada en la parábola del Evangelio. El Señor Jesús contrapone a dos deudores que debían deudas bastante dispares; mientras que uno debía millones, el otro unos cientos de pesos. El proceder insensato del que estaba sumido en deudas resulta más detestable, porque habiendo experimentado con anticipación la cancelación de su deuda, no lo recordó unos instantes después. El descaro está retratado de forma contundente. De ahí que el Señor nos invite a perdonar las ofensas con la misma prontitud que acogemos el perdón de parte del Padre. Recordar nuestra experiencia de pecadores perdonados, nos ayuda a mantenernos compasivos con los demás.

ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Si 36, 18)

Concede, Señor, la paz a los que esperan en ti, y cumple así las palabras de tus profetas; escucha las plegarias de tu siervo, y de tu pueblo Israel.

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Domingo 23 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

ordinario

Las lecturas bíblicas de la misa de este domingo coinciden en el tema de la caridad fraterna en la comunidad de los creyentes, que tiene su fuente en la comunión de la Trinidad. El apóstol san Pablo afirma que toda la Ley de Dios encuentra su plenitud en el amor, de modo que, en nuestras relaciones con los demás, los diez mandamientos y cada uno de los otros preceptos se resumen en esto: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (cf. Rm 13, 8-10). El texto del Evangelio, tomado del capítulo 18 de san Mateo, dedicado a la vida de la comunidad cristiana, nos dice que el amor fraterno comporta también un sentido de responsabilidad recíproca, por lo cual, si mi hermano comete una falta contra mí, yo debo actuar con caridad hacia él y, ante todo, hablar con él personalmente, haciéndole presente que aquello que ha dicho o hecho no está bien. Esta forma de actuar se llama corrección fraterna: no es una reacción a una ofensa recibida, sino que está animada por el amor al hermano. Comenta san Agustín: «Quien te ha ofendido, ofendiéndote, ha inferido a sí mismo una grave herida, ¿y tú no te preocupas de la herida de tu hermano? … Tú debes olvidar la ofensa recibida, no la herida de tu hermano» (Discursos 82, 7).

Benedicto XVI, Ángelus del 4 de Septiembre de 2011

Oración colecta
Señor, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de padre y haz que cuantos creemos en Cristo, tu Hijo, alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. Seguir leyendo «Domingo 23 del Tiempo Ordinario – Ciclo A»

Domingo 21 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

ordinario

  1. Introducción:

Las dos narraciones recurren a una misma imagen para referirse al ministerio de autoridad ejercida en representación de Dios. Un mayordomo es destituido y otro es establecido en el palacio real de Judá. La responsabilidad de gobernar no es un beneficio ni tampoco una especie de premio de lotería por tiempo limitado, es una responsabilidad que genera rendición de cuentas. Pedro tendrá que pastorear a la comunidad de los discípulos, estableciendo un discernimiento colegiado en medio de sus hermanos para desentrañar la voluntad de Dios. La llave que ha recibido es la autoridad para representar a Jesús en la búsqueda de las señales del querer divino, en las diferentes circunstancias. Ese servicio de acompañamiento tendrá que ser cumplido desde la autoridad discreta, a la manera del mismo Señor Jesús, que no vino a ser servido sino a servir.

ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Sal 85, 1 -3)

Inclina tu oído, Señor, y escúchame. Salva a tu siervo, que confía en ti. Ten piedad de mí, Dios mío, pues sin cesar te invoco. Seguir leyendo «Domingo 21 del Tiempo Ordinario – Ciclo A»

Domingo 20 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

ordinario

El hilo conductor entre las tres lecturas es la cuestión de la admisión de los extranjeros al pueblo de Dios. El libro de Isaías insiste en que toda persona que se done de corazón a Dios, podrá participar de su alianza y será admitido en la Casa de Oración. Ya no habrá exclusión contra los que se acerquen con corazón limpio, sean de la nación que sean. Sin embargo, esa promesa se fue concretando con altibajos y retrocesos. El pasaje evangélico nos muestra que el mismo Señor Jesús y toda su generación, seguía experimentando dificultades para acoger a sus vecinos de Fenicia. La reflexión decisiva y firme del apóstol san Pablo, abrió de par en par las puertas a los paganos en la Iglesia. El antiguo perseguidor de cristianos redefinió su identidad: ya no era un fariseo liberal, sino un apóstol de Jesucristo al servicio de los paganos, dispuesto a defender ante los espíritus escrupulosos: la libertad del Espíritu y la salvación gratuitamente alcanzada por la fe en Jesucristo.

ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 83, 10-11)

Dios, protector nuestro, mira el rostro de tu Ungido. Un solo día en tu casa es más valioso, que mil días en cualquier otra parte.

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Domingo 19 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

ordinario

El profeta Elías vivía en una época en que Israel experimentaba una fuerte ola de sincretismo. Las prácticas agrícolas de los campesinos cananeos habían hecho una fuerte impresión en los inexpertos campesinos israelitas y las habían copiado, apostándole todo a los ritos de la fertilidad que invocaban a Baal como dueño del rayo y la lluvia. Para Elías eso implicaba una desconfianza en el señorío de Dios sobre la naturaleza. El rey Ajab y Jezabel promovían decididamente ese culto. El profeta resistía contra la opinión dominante. Se sentía abandonado en esa lucha por Dios, por eso buscó su presencia para superar su desconsuelo. El apóstol san Pedro advirtió el signo extraordinario de Jesús caminando sobre las aguas, se abalanzó hacia Él, demandando pruebas y sucumbió ante las primeras ráfagas de viento. La mano del Señor lo rescató, la lección estaba clara: su fe era aún incipiente, tendría que vivir un proceso de maduración interior muy profunda.

ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Sal 73, 20. 19. 22. 23)

Acuérdate, Señor, de tu alianza, no olvides por más tiempo la suerte de tus pobres. Levántate, Señor, a defender tu causa, no olvides las voces de los que te buscan.

  1. ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, a quien, enseñados por el Espíritu Santo, invocamos con el nombre de Padre, intensifica en nuestros corazones el espíritu de hijos adoptivos tuyos, para que merezcamos entrar en posesión de la herencia que nos tienes prometida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Seguir leyendo «Domingo 19 del Tiempo Ordinario – Ciclo A»

Domingo 16 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

ordinario

La parábola del trigo y la cizaña añade a todo esto una dimensión más, que queda reforzada por la primera lectura. Dios “da lugar al arrepentimiento”. La cizaña no es arrancada a la primera. Dios tiene la paciencia de esperar a que crezca el trigo. Sólo al final todo quedará definido, quedará claro quién es cada uno. De momento, todo está en camino, nada es totalmente claro. Por tanto, los perfeccionistas y puritanos no son los consejeros que Dios quiere: “¿Quieres que vayamos a arrancarla? Pero él les respondió: No”. Otro aspecto que aparece en las tres parábolas es el de la plenitud del Reino: “Entonces los justos brillarán como el sol”; “se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas”; “…y basta para que todo fermente”.

1. Oración colecta

Señor y Padre nuestro, muéstrate bondadoso con tus hijos y multiplica en nosotros los dones de tu gracia para que podamos ser fervorosos en la fe, la esperanza y la caridad y así perseveremos en el cumplimiento de tu ley. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo  y es Dios, por los siglos de los siglos. Seguir leyendo «Domingo 16 del Tiempo Ordinario – Ciclo A»

La Ascensión del Señor – Ciclo A

Pascua

Las lecturas de hoy nos ofrecen una consideración teológica de gran densidad: el triunfo de Jesús, después de haber cumplido con valentía y generosidad la misión que le había encomendado Dios. Pablo nos dice que nunca acabaremos de comprender del todo este misterio: cómo Dios manifestó su fuerza salvadora resucitando a Jesús de la muerte, haciéndolo sentar a su derecha y constituyéndolo Cabeza de la Iglesia y plenitud de toda la creación.

Orientación para introducirse en el significado de los textos que vamos a reflexionar: De acuerdo con una simbología antigua y universal, la Biblia sitúa en lo “alto”, “encima”, “en el cielo”, aquello que es superior, que sobrepasa nuestro horizonte, que trasciende el nivel del mundo. Debajo, por el contrario, se sitúa el mal y la muerte (los “infiernos”). De ahí que se describa el encuentro entre el hombre y Dios con la imagen de un trayecto de subida y descenso: Dios “baja”; el hombre “sube”. En consecuencia, cuando hablamos de “ascensión” estamos utilizando una imagen de desplazamiento espacial para significar el dinamismo de inserción de lo humano en la esfera de lo divino, de lo temporal en lo eterno. La Ascensión de Jesús, más que un episodio de crónica, es una forma de señalar su triunfo, su “glorificación”, su plenitud. Siendo así, todos los domingos de pascua también son domingos de ascensión. Acerquémonos a la lectura y reflexión de los textos. Seguir leyendo «La Ascensión del Señor – Ciclo A»