Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo – Ciclo A

34 DOM TO

OVEJAS Y MACHOS CABRÍOS

La narración que nos comparte el profeta Ezequiel es retomada directamente por el Señor Jesús en el Evangelio de san Mateo. Ezequiel exhibe una situación decadente, donde los fuertes (machos cabríos en la lógica de la narración) tratan a su antojo a los débiles (ovejas flacas). La imagen apunta a las relaciones abusivas y asimétricas que establecemos y padecemos en las instituciones humanas, centradas en el predominio de la fuerza sobre la razón, y del poder sobre el diálogo. En la historia prevalece de forma descarada o diplomática “la ley de la selva”; los verdugos pisotean a sus víctimas sin que prevalezcan la justicia y el derecho. Quienes no se adhieren a ese desorden, son presentados en el Evangelio de san Mateo como las personas compasivas que alimentaron al hambriento, vistieron al desnudo y visitaron al forastero. No consiguieron revertir la dinámica de la violencia institucionalizada, pero al menos, curaron las heridas de las personas que la padecían.

  1. ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundamentar todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del universo, concede, benigno, que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Seguir leyendo «Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo – Ciclo A»

Domingo 31 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

ordinario

Es  sumamente peligroso pretender ocupar el lugar de Dios. Hoy encontramos esta lección representada en los escribas y fariseos, quienes buscaban a Dios, si no nos examinamos en lo que hacemos y queremos, podemos terminar haciendo una caricatura de la fe. Por eso El papa Benedicto XVI nos invitó a ahondar en la fe y,  este evangelio dominical nos sitúa en el lugar que corresponde como oyentes y comunicadores de la Palabra de Dios. Este texto de Mateo 23,1-12, nos introduce a los siete “ayes” contra los escribas y fariseos, merece una lectura atenta de cada uno de sus detalles..

  1. Oración:

Dios, Padre nuestro, haz que nuestro corazón esté cada día más abierto a tu Palabra, para que nuestra vida sea cada vez más conforme a lo que Tú nos dices, y así caminemos siguiendo tus pasos y vayamos construyendo, con tu ayuda, tu Reino entre nosotros, hasta el día en que Tú nos lo regales en toda su plenitud. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. Seguir leyendo «Domingo 31 del Tiempo Ordinario – Ciclo A»

Domingo 28 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

ordinario

Es para todos bien sabido que para Jesús una de las comparaciones más usuales y socorridas a la hora de hablar del Reino y de la vida eterna es la figura del banquete nupcial. Parece que algo de lo que es esencial en un banquete nupcial es también esencial en la idea que Jesús se hace de lo que debe ser tanto este mundo nuestro como el Reino de Dios. Compartir la mesa y la vida.

1. ORACION COLECTA

Te pedimos, Señor, que tu gracia continuamente nos preceda y acompañe, de manera que estemos siempre dispuestos a obrar siempre el bien. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para toda obra buena, necesitamos el estímulo y del acompañamiento de la gracia de Dios. Es lo que nos dice Jn 15, 1-17, Separados de mí no podéis hace nada (5). Que estemos siempre dispuestos a hacer el bien. Hacerlo sin descanso. Seguir leyendo «Domingo 28 del Tiempo Ordinario – Ciclo A»

Domingo 27 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

ordinario

Somos la viña del Señor y su plantel preferido. Él espera de nosotros una buena cosecha, para que corra la justicia como un río y los hombres puedan vivir en paz y en fraternidad.

  1. Oración:

Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso desbordas los méritos  y deseos de los que te suplican; derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda  inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

“Con amor generoso desbordas los méritos y deseos de los que te suplican” (colecta). Esta oración se mueve en el Misterio, que es la realidad de Dios, donde nosotros nos hallamos inmersos. Dios es más grande que nuestros méritos y deseos. Es más grande que nuestra conciencia y nuestras súplicas. Y aquí radica nuestra confianza: “en caso de que nos condene nuestra conciencia, Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo” (1Jn 3, 20). Al fin y al cabo, el cristiano no descansa en sí mismo. El cristiano descansa en la bondad insondable del Padre que se nos ha manifestado en Jesús, el Señor. Y el mismo movimiento que lo lleva hacia el Padre no es obra suya: es el Espíritu del Padre y del Hijo quien lo causa: “El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene; …intercede por nosotros” (Rm 8,26; d. 16.) Seguir leyendo «Domingo 27 del Tiempo Ordinario – Ciclo A»

Domingo 26 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

ordinario

La parábola de hoy es quizá la más clara, elemental, sencilla, evidente, de todas las que Jesús explica en el evangelio. Decíamos el domingo pasado que esta serie de parábolas se referían al paso del antiguo al nuevo pueblo de Dios. Hoy, después de la parábola, Jesús explicita su significado: el pueblo de Israel, el pueblo escogido, a pesar de haberse comprometido en la alianza con Dios, a la hora de la verdad ha sido infiel; en cambio, los que aparecían como alejados de la alianza con Dios son los únicos que se han sentido tocados por la llamada del Reino y han respondido. Seguir leyendo «Domingo 26 del Tiempo Ordinario – Ciclo A»

Domingo 25 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

ordinario

La gracia y la misericordia de Dios se contraponen a la mentalidad religiosa judía de los tiempos de Jesús. Frente a la teología del mérito del sistema religioso se opone la teología de la gracia predicada por Jesús. Desde esta perspectiva, la salvación no se alcanza solamente por méritos propios sino por la misericordia de Dios que nos la concede a pesar de que no la merezcamos.

1. Oración
Señor Dios nuestro. Tú dices de ti mismo que eres bueno con un amor que sobrepasa incluso a tu sentido de justicia. Gracias por aceptar tanto a los pequeños como a los grandes, a los que vuelven a ti a última hora como a los que, por tu amoroso llamado, han trabajado duro en tu viña toda la vida. Ábrenos más a los dones gratuitos de tu gracia; haz que los aceptemos con gratitud y que apreciemos cuando das generosamente a otros. Transforma nuestros caminos egoístas en tus caminos de amor. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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Domingo 22 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

ordinario

En este domingo se nos anuncia la pasión y nos sitúa entre la confesión de fe de Pedro en Cristo-Mesías y el pasaje de la Transfiguración. Estos dos densos momentos del evangelio requieren una catequesis muy exigente, pues quieren aclarar el sentido de la misión de Jesús. Proclamar la Palabra de Dios por encima de todas las cosas le lleva a Jerusalén, donde le sucedería como a todos los profetas el rechazo y el martirio. El salvador es uno que muere, no un poderoso que domina y hace gestos espectaculares. Pero el anuncio completo de esta misión, no hay que olvidarlo, es resucitar al tercer día. Pedro tiene otra visión de la realidad, pero Jesús invita a colaborar en esta misión.

1. Oración inicial 
Espíritu de verdad, enviado por Jesús para conducirnos a la verdad toda entera, abre nuestra mente a la inteligencia de las Escrituras. Tú, que descendiendo sobre María de Nazareth, la convertiste en tierra buena donde el Verbo de Dios pudo germinar, purifica nuestros corazones de todo lo que opone resistencia a la Palabra. Haz que aprendamos como Ella a escuchar con corazón bueno y perfecto la Palabra que Dios nos envía en la vida y en la Escritura, para custodiarla y producir fruto con nuestra perseverancia.   Seguir leyendo «Domingo 22 del Tiempo Ordinario – Ciclo A»

Domingo 17 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

ordinario

La eucaristía es también un tesoro escondido. Tanto que pasa desapercibido incluso para nosotros, que venimos a misa con asiduidad. Escondido en cosas tan triviales como pan y vino está nada menos que todo el insondable amor de Dios a los hombres. Si descubrimos ese tesoro, si lo apreciamos, nos llenaremos de gozo y nuestra eucaristía resultará de verdad una fiesta. Sólo sentiremos de verdad el amor de Dios, si empezamos por demostrar amor a nuestros hermanos los más débiles.

1. Oración colecta

Padre providente, tú siempre proteges a los que esperan en ti,
y sin ti nada es fuerte ni santo;
te pedimos que multipliques sobre nosotros
los signos de tu misericordia,
para que, bajo tu guía providente,
de tal modo nos sirvamos de los bienes pasajeros
que ya podamos adherirnos a las realidades eternas.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que contigo y el Espíritu Santo
vive y reina en unidad, y es Dios
por los siglos de los siglos. 

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La Natividad del Señor

navidad

Navidad. La Palabra acampó entre nosotros

1. Invocación al Espíritu

Espíritu Santo, Tú que eres el gran “precursor” de Jesús, tú que descendiste sobre María para cubrirla con el poder del Padre, ven, introdúcenos en la contemplación del misterio del nacimiento de Jesús. Ilumina nuestra mente, santifica y purifica nuestros corazones para que la Palabra ”acampe” hoy en nuestra vida, se haga carne en ella, y desde aquí, por tu acción, se irradie sobre el mundo. Seguir leyendo «La Natividad del Señor»

Domingo 28 del Tiempo Ordinario – Ciclo C

El leproso que vuelve para agradecer la curación lo hace, dice el evangelio, “alabando a Dios a grandes gritos”. Se ha dado cuenta de que aquel gran favor que Jesús le ha hecho es, en el fondo una señal de cómo Dios actúa misericordiosamente con los hombres, y por eso se volvió alabando y ensalzando al Dios salvador, al Dios que actúa de tantas y tantas maneras en la vida de los hombres.

1. Oración

Señor Jesús, al ver la actitud de los leprosos, que te gritaron: …Jesús, maestro, ten compasión de nosotros… de la misma nosotros, te gritamos, pidiéndote tu ayuda, para que cada vez más te conozcamos, te sigamos, te amemos, y nos identifiquemos contigo. Uno de ellos, te reconoció como el verdadero sacerdote, y te reconoció como el Señor, postrándose ante ti, te pedimos que de la misma manera, tengamos la gracia de reconocerte como nuestro Dios, siendo Tú el que nos animes y alientes a ser Tú todo para nosotros, reconociendo todo lo que haces en nosotros. Amén.
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