Todo cristiano debe pensar con frecuencia en las exigencias que comporta ser discípulo de Jesús y seguir sus huellas. La rutina de la vida nos hace olvidadizos y desmemoriados para las condiciones del seguimiento evangélico, que han de ser entendidas siempre en un plano positivo, no como pérdida sino como ganancia. Las exigencias que nos recuerda el texto evangélico de este domingo, texto verdaderamente interpelante, se concretan en dos verbos: posponer y renunciar. La fidelidad a Cristo exige primacía, es decir, si es necesario hay que posponer incluso a la propia familia, cuando la atadura de los afectos impide la vivencia cristiana.
1. ORACIÓN
Señor Jesús. Tú que eres tan exigente a la hora de seguirte, que exiges preferencia absoluta, que no aceptas partes, sino entrega total, te pedimos que nos ayudes a seguirte como Tú nos pides, tomando nuestra cruz, asumiendo nuestra vida, buscándote a ti sobre todas las cosas, para que cada vez más, nuestra fe en ti, sea vida, sea actitudes, sea testimonio, mostrando así que Tú eres el sentido de nuestra vida, y que buscamos vivir como Tú encontrando en ti, el sentido pleno de lo que somos y buscamos. Amén.