La eucaristía es también un tesoro escondido. Tanto que pasa desapercibido incluso para nosotros, que venimos a misa con asiduidad. Escondido en cosas tan triviales como pan y vino está nada menos que todo el insondable amor de Dios a los hombres. Si descubrimos ese tesoro, si lo apreciamos, nos llenaremos de gozo y nuestra eucaristía resultará de verdad una fiesta. Sólo sentiremos de verdad el amor de Dios, si empezamos por demostrar amor a nuestros hermanos los más débiles.
1. Oración colecta
Padre providente, tú siempre proteges a los que esperan en ti,
y sin ti nada es fuerte ni santo;
te pedimos que multipliques sobre nosotros
los signos de tu misericordia,
para que, bajo tu guía providente,
de tal modo nos sirvamos de los bienes pasajeros
que ya podamos adherirnos a las realidades eternas.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que contigo y el Espíritu Santo
vive y reina en unidad, y es Dios
por los siglos de los siglos.