Domingo de Pentecostés – Ciclo C

Fuenteycumbre

La fiesta de Pentecostés, en efecto, corona la fiesta de la Resurrección del Señor y cierra litúrgicamente el tiempo pascual. La fiesta señala, hacia adelante, el inicio de la Iglesia, de forma tauma­túrgica y so­lemne; hacia atrás, nos introduce -el Espíritu pro­cede del Padre y del Hijo- en el costado de Cristo glorioso revelador del Padre. Celebramos -y al ce­lebrar, confesamos, proclamamos y suplicamos- la presencia en nosotros del Espíritu Santo como par­ticipación de la gloria del Señor. Él nos introduce, con el Hijo, en el corazón del Padre; él nos abre sus entrañas; él nos introduce de tal manera en la misión filial de Cristo en el mundo, que nos confunde con ella; él nos capacita para gustar y manifestar de múltiples maneras a Dios creador y salvador.

 

¡Ven Espíritu Santo!, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Envía tu Espíritu y todo será creado y renovarás la faz de la tierra.

1. Oración:

Oh Dios que has instruido los corazones de los fieles con la luz del Espíritu Santo, concédenos según el mismo Espíritu conocer las cosas rectas y gozar siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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