Toda la liturgia de estos domingos está bajo el influjo de la Pascua. Pero la Iglesia se preocupa para que la Pascua sea algo más que una palabra, de ahí que constantemente nos presente el ejemplo de la primera comunidad cristiana que hizo de la Pascua un programa concreto de vida. Con la Pascua nace la comunidad y el espíritu de la Pascua la desarrolla lanzándola a la gran obra de la evangelización universal. Por todo esto, durante este tiempo vamos a mirar cómo se desarrolla la vida de esta comunidad que es la nuestra: ¿Vive según el espíritu primaveral de la Pascua? ¿Vive o vegeta? Que nadie se extrañe si constantemente el Espíritu Santo se hace presente en los textos bíblicos, pues Pascua y Espíritu Santo conforman la nueva realidad que da origen a esto que llamamos cristianismo. Pascua es la primavera permanente de la comunidad cristiana: no dejemos marchitar sus flores…
1. Oración
Señor Jesús, Tú que habiendo dado la vida en la cruz, después que te dejaron en el sepulcro, no te quedaste en él, sino que RESUCITASTE, y así te diste a conocer a tus discípulos, apareciéndote en medio de ellos, diciéndoles: …la paz esté con ustedes… y ahí les dejaste la misión de ser ellos y así nosotros los continuadores de tu misión, para eso les diste y nos sigues dando tu Espíritu Santo, para que sea quien impulse y anime la misión. Te pedimos Señor, que nos ayudes a comprender y valorar, lo que implica creer en ti, como el RESUCITADO, como aquel que venció la muerte y está vivo, por eso, te pedimos, que nuevamente nos des tu Espíritu para que así, consigamos creer en ti, y vivir por ti, aún sin haberte visto, simplemente, porque creemos en tu Palabra, creemos que Tú estás vivo y que estás a nuestro lado. Que así sea.