Consecuencia de la reconciliación: el seguimiento.
La experiencia de verse profundamente perdonado es fundamental, fundacional: inicio de una vida de seguimiento. Sin esa vivencia de misericordia, Jesús y el Reino del Padre quedan extraños, añadido en nuestra vida. Así, Jesús es para Simón como un extraño, mientras que para la mujer es próximo, samaritano, a quien le debe la vida. «Jesús caminaba de ciudad en ciudad… Le acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado».
Coloquémonos en la presencia de Dios y pidámosle que nos ayude a comprender y valorar lo que es su perdón y su misericordia.