Domingo 23 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

Domingo 23 TO

PRIMERA LECTURA

Si no hablas al malvado, te pediré cuenta de su sangre

Lectura de la profecía de Ezequiel 33, 7-9

Así dice el Señor:  «A ti, hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel; cuando escuches palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte. Si yo digo al malvado: «¡Malvado, eres reo de muerte!», y tú no hablas, poniendo en guardia al malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre; pero si tú pones en guardia al malvado para que cambie de conducta, si no cambia de conducta, él morirá por su culpa, pero tú has salvado la vida.»

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Domingo 22 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

Domingo 22 TO

“EL QUE PIERDA SU VIDA POR MÍ, LA ENCONTRARÁ”

  1. Introducción:

La promesa que hace Jeremías no es algo trivial: vivir sin esclavitudes ni yugos interiores o exteriores no es cuestión sencilla. Dios nos está interpelando de diferentes maneras para redescubrir nuestra vocación a la libertad. Los israelitas del tiempo de Jeremías habían endiosado la ayuda militar egipcia, el culto a los dioses de la fertilidad de los cananeos y el culto ritual sin ningún compromiso ético. Todas esas conductas terminaban por esclavizar al hombre. El futuro descrito por el profeta, estaría libre de todas esas esclavitudes. Ese cambio no puede ser impuesto a la fuerza. Cada persona tiene que irlo asumiendo de forma libre, aunque implique renuncias dolorosas. El Evangelio nos dice que el apego más difícil de superar es a la propia vida. Por esa razón Pedro intentó disuadir a Jesús de entregar su vida. El Señor lo reprendió y animó a sus discípulos a desprenderse de la vida para recuperarla plena de manos del Padre.

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Domingo 21 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

Domingo 21 del TO

LA LLAVE PARA ABRIR Y CERRAR

  1. Introducción:

Las dos narraciones recurren a una misma imagen para referirse al ministerio de autoridad ejercida en representación de Dios. Un mayordomo es destituido y otro es establecido en el palacio real de Judá. La responsabilidad de gobernar no es un beneficio ni tampoco una especie de premio de lotería por tiempo limitado, es una responsabilidad que genera rendición de cuentas. Pedro tendrá que pastorear a la comunidad de los discípulos, estableciendo un discernimiento colegiado en medio de sus hermanos para desentrañar la voluntad de Dios. La llave que ha recibido es la autoridad para representar a Jesús en la búsqueda de las señales del querer divino, en las diferentes circunstancias. Ese servicio de acompañamiento tendrá que ser cumplido desde la autoridad discreta, a la manera del mismo Señor Jesús, que no vino a ser servido sino a servir.

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Domingo 20 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

Domingo 20 TO

El hilo conductor entre las tres lecturas es la cuestión de la admisión de los extranjeros al pueblo de Dios. El libro de Isaías insiste en que toda persona que se done de corazón a Dios, podrá participar de su alianza y será admitido en la Casa de Oración. Ya no habrá exclusión contra los que se acerquen con corazón limpio, sean de la nación que sean. Sin embargo, esa promesa se fue concretando con altibajos y retrocesos. El pasaje evangélico nos muestra que el mismo Señor Jesús y toda su generación, seguía experimentando dificultades para acoger a sus vecinos de Fenicia. La reflexión decisiva y firme del apóstol san Pablo, abrió de par en par las puertas a los paganos en la Iglesia. El antiguo perseguidor de cristianos redefinió su identidad: ya no era un fariseo liberal, sino un apóstol de Jesucristo al servicio de los paganos, dispuesto a defender ante los espíritus escrupulosos: la libertad del Espíritu y la salvación gratuitamente alcanzada por la fe en Jesucristo.

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Domingo 19 del Tiempo Ordinario – Ciclo A

Domingo 19 TO

El profeta Elías vivía en una época en que Israel experimentaba una fuerte ola de sincretismo. Las prácticas agrícolas de los campesinos cananeos habían hecho una fuerte impresión en los inexpertos campesinos israelitas y las habían copiado, apostándole todo a los ritos de la fertilidad que invocaban a Baal como dueño del rayo y la lluvia. Para Elías eso implicaba una desconfianza en el señorío de Dios sobre la naturaleza. El rey Ajab y Jezabel promovían decididamente ese culto. El profeta resistía contra la opinión dominante. Se sentía abandonado en esa lucha por Dios, por eso buscó su presencia para superar su desconsuelo. El apóstol san Pedro advirtió el signo extraordinario de Jesús caminando sobre las aguas, se abalanzó hacia Él, demandando pruebas y sucumbió ante las primeras ráfagas de viento. La mano del Señor lo rescató, la lección estaba clara: su fe era aún incipiente, tendría que vivir un proceso de maduración interior muy profunda.

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