La Sagrada Familia – Ciclo A

Adviento

Nuestro Dios que se ha ido revelando a lo largo de los siglos, que nos ha ido abriendo el corazón y así nos hizo conocer su voluntad, también nos hizo saber que Él quiere que el hombre abandone a su padre y a su madre y se una a una mujer para ser los dos una sola carne, viviendo el uno para el otro, encontrando su plenitud en el amor del otro. Esto es el matrimonio, un don natural, un regalo que el Señor nos ha hecho al momento de la creación.

Pero ese regalo que es el matrimonio, donde cada uno se da totalmente al otro, para encontrar en el otro su complementariedad y así buscar juntos la felicidad, llega a su plenitud con los hijos, siendo familia. Ahí el amor de la pareja madura en los hijos, siendo los padres instrumentos del amor de Dios, para transmitir la vida. Es la fecundidad del amor, que madura en los hijos, dando vida a otros.

Si es sorprendente que Dios se haya hecho hombre, que el HIJO de Dios, se haya hecho CARNE en el seno de una joven Virgen, haciendo de ella una MADRE VIRGEN, sorprende aún más que Dios también haya querido tener una familia y que en ella su HIJO haya hecho su proceso de crecimiento y maduración como persona, como lo hacemos cualquiera de nosotros. Esto nos hace ver el valor que tiene la familia, como ese ámbito de crecimiento espiritual y en valores, de afianzamiento personal en un ámbito de amor, de cariño y formación.

1. Oración 

Dios Santo, Señor de la vida, Tú que enviaste a José, para proteger a tu HIJO y a su Madre, para que él fuera apoyo, sustento y protección, para cuidar y atender a tu HIJO, hoy al celebrar esta fiesta de la Sagrada Familia, danos la gracia de valorar el don inestimable y precioso que es tener una familia,  para que así podamos ver y sentir tu amor, en cada uno de nosotros, y darnos cuenta que eres Tú, el que te haces presente en el amor, que une a los esposos, en el don que son los hijos, en la gracia de tener un hogar, en la dicha de sentirse amados, en todo lo que Tú nos regalas continuamente, y que son presencia viva de tu amor hacia nosotros. Danos un corazón agradecido, para valorar lo que es el don de la Familia, que Tú quisiste que tu HIJO, también tuviera una, la de Nazaret, con María y José. Que así sea.

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