CUANDO EL MALVADO SE CONVIERTE
El profeta Ezequiel representa un cambio sustancial en la comprensión de la justicia divina, puesto que afirma el principio de la responsabilidad personal. Cada persona se hace responsable de sus propias decisiones. En adelante, el proceder del Señor enfatizará la compasión y la misericordia sobre el castigo. El Dios de la vida se alegra cuando sus hijos reorientan sus opciones y reajustan sus relaciones con Él y con sus hermanos. De esa manera cosecharán vida en abundancia. La parábola de los dos hijos que nos refiere el Evangelio de san Mateo ilustra ese planteamiento. Para Dios no hay prisas ni plazos terminantes. Alarga las oportunidades, regala su perdón y acoge con alegría al hijo desobediente que depone su rebeldía. En el terreno de los hechos, eso fue lo que hizo el Señor Jesús al acoger a los descreídos y a las prostitutas. Esa compasión abierta despertó los recelos y el rechazo de la «gente decente» que cuestionó su proceder.