Al leer el evangelio de hoy descubriremos la exhortación que el Señor Jesús nos hace para que aprendamos a desprendernos de los bienes materiales y podamos compartirlos con los hermanos más necesitados; esto se encuentra muy relacionado con el tema del domingo anterior. También es una invitación a la vigilancia evangélica, es decir, la manera cómo prepararnos para heredar la vida eterna: » Vendan sus bienes y den limosna…acumulen bienes en el cielo…donde está su tesoro, ahí estará también su corazón.»
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Domingo 18 del Tiempo Ordinario – Ciclo C
Las lecturas de este domingo se sintetizan en tres modos de vivir y estar en el mundo las distintas maneras de tomarse la vida y darle sentido.
«Vaciedad sin sentido, todo es vaciedad» (Ecl 1,2). (Primera lectura)
Esta frase bíblica es de un judío pesimista que, al repasar todos los aspectos de la vida humana, siempre encuentra limitación, engaño o desgracia. ¿De qué sirve todo lo que hacemos?, ¿no es la vida humana un intento inútil?, ¿se puede conseguir la felicidad?
Descansa, come, bebe y diviértete. (Evangelio)
La parábola del hombre rico nos presenta la actitud de la persona segura de sí misma, que cree que su felicidad se identifica con lo que hace y tiene; cifra todo en el tener, y atesora riquezas para sí pensando que así tiene el futuro asegurado en sus manos.
El hombre nuevo que busca las cosas de arriba (Segunda lectura)
El hombre nuevo sintetiza la realización de la vida humana orientada a una nueva plenitud. El hombre nuevo, es una realidad dinámica: es la existencia humana que se realiza bajo la acción del Espíritu, que “se va renovando a imagen de su Creador”. Una vida que está, “escondida con Cristo en Dios” (Col 3,3), pues pertenece al orden de la fe y del misterio.
Domingo 17 del Tiempo Ordinario – Ciclo C
Las lecturas que nos propone este domingo, son una invitación a la confianza en Dios, una invitación a tenerlo muy presente en nuestras vidas y a ser capaces de presentarle sin temor nuestros deseos, nuestras preocupaciones y necesidades. El poder contar con Dios, no quiere decir que tengamos que esperar que él nos resuelva todos los problemas y menos aún que se ponga a favor de nuestros pequeños intereses. Pero sí quiere decir que él nos da la mano en nuestro caminar, nos da fuerza y valor. Es tener a alguien al lado que no nos deja nunca, es poder vivir todo acontecimiento, por duro que sea, acompañado por un amor muy grande, pleno, infinito.
Domingo 16 del Tiempo Ordinario – Ciclo C
En el camino del hombre Dios se le hace encontradizo y huésped. La primera lectura bíblica de este domingo nos recuerda a Abrahan, ofreciendo hospitalidad a Dios, que se le muestra bajo las apariencias de tres extranjeros que van de paso. En el Evangelio Jesús se detiene para descansar en casa de sus amigos de Betania. Marta nos recuerda al samaritano del domingo anterior, María es signo de lo primero y fundamental para la acción caritativa: la escucha de Jesús.
Domingo 15 del Tiempo Ordinario – Ciclo C
Toda la palabra de Dios es hermosa, sin embargo el texto del evangelio de hoy es un hermoso resumen de toda la enseñanza de Jesús, porque amar al hermano es lo propio y característico del discípulo de Cristo.
De las parábolas más conocidas que tiene la Escritura está la del Buen Samaritano, que nos coloca de lleno en las actitudes y en las disposiciones que debemos tener como personas de fe, que buscamos manifestar con nuestra vida aquello que creemos. De ahí, la importancia de reflexionar este pasaje para encontrar el perfil y las disposiciones que debemos tener con los que nos rodean.
Domingo 14 del tiempo ordinario – Ciclo C
Los textos de este domingo están en la clave del camino de Jesús hacia Jerusalén para cumplir su misión mesiánica. El camino de Jesús es el camino de los cristianos. Por eso él, que era el Enviado de Dios, envía a setenta y dos discípulos. Este número tiene su importancia, pues debe ser interpretado como explícita significación de universalidad. Según el modo de pensar de los antiguos setenta y dos eran los pueblos que habitaban la tierra. El envío de Jesús es universal, el anuncio de su Reino es para todos, su salvación alcanza a la humanidad entera. Todo cristiano es enviado al mundo para predicar el Evangelio no solo con palabras, sino con los gestos y las actitudes que dan credibilidad: la pobreza, el desinterés, la renuncia, que más que virtudes son signos de la disponibilidad hacia el don de la salvación que Dios ofrece a todos y que debemos traspasar a los demás.
Material del curso anual de liturgia – 2013 – Guatemala
Domingo 13 del Tiempo ordinario – Ciclo C
En el tercer evangelio, el de Lucas, la vida de Jesús se expresa, a partir de ahora, como subida a Jerusalén, es decir, como camino hacia la cruz. En cambio la vida del discípulo se llamará «seguimiento». Esta es la vocación cristiana: llamada al seguimiento de Cristo por el camino de la abnegación, pero sabiendo que al final de la ruta se encuentra la resurrección y la vida con Él.
El seguimiento de Cristo aunque conlleva ruptura total con el viejo modo de vivir, es vocación a la libertad. El discípulo de Cristo no tiene más límites a su libertad que los que señalan al Espíritu, el amor y el servicio fraterno irreconciliables con el egoísmo, el libertinaje y la vida sin religión. «Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Si los guía el Espíritu no están bajo el dominio de la ley», nos dirá San Pablo.
Curso anual de formación litúrgica – 2013
La Comisión Nacional de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Guatemala te invita al curso anual de Liturgia.
Con el tema:
«Génesis, desarrollo y futuro de la SC» en el contexto del año de la fe y la Misión Continental.
Invitado Padre Manuel Fernando Sedano. Doctor en Sagrada Liturgia de México
Convocados: Clero y Laicos
El curso anual de formación litúrgica, se realizará del martes 25 a viernes 28; el recorrido será de la siguiente manera: sede de la región nor-oriental Zacapa, martes 25; zona de occidente miércoles 26, sede Quetzaltenango; jueves 27 en Mazatenango, viernes 28 ciudad capital.
¡Te esperamos!
Domingo 12 del Tiempo Ordinario – Ciclo C
Reconocer y confesar que Jesús es el Señor no es cualquier cosa; es una de las decisiones fundamentales que el hombre puede tomar en su vida y, por tanto, tal proclamación debe transformar radicalmente la vida entera de quien la hace. No se puede decir que Jesús es el Señor para vivir, después, bajo cualquier otro señorío: el del dinero, el placer, el poder, la estética, etc. Si de verdad Jesús es nuestro Señor, nuestra vida quedará libre de toda atadura para poder entregarnos, sin limitación de ningún tipo, a trabajar por el Reino de Dios, la causa por la que Jesús luchó, vivió y murió. Con el firme propósito de no tener en nuestra vida otro Señor que Jesús, damos comienzo a nuestra celebración.








