Domingo 18 del Tiempo Ordinario – Ciclo B

Domingo XVIII del tiempo ordinario

En este domingo se nos ofrece para la reflexión los textos del Éxodo como base de lo que se nos explicará en el Evangelio según san Juan, sobre Jesús el verdadero pan que alimenta a toda la persona. Ligando ambos textos descubrimos la providencia de Dios, alimentando a su pueblo, en todo lo que corresponde para que el creyente tenga de verdad la vida. Hagamos lectura y reflexión para preparar nuestra celebración Eucarística. Seguir leyendo «Domingo 18 del Tiempo Ordinario – Ciclo B»

Elogio de la estética

ELOGIO DE LA ESTETICA

Parece que no apreciamos mucho el sentido de la belleza en la liturgia actual. Buscamos la participación de la comunidad, la eficacia de unas estructuras, la autenticidad de la fe y de la oración; nuestras celebraciones se han vuelto más lógicas y transparentes en su dinámica y ciertamente son más provechosas para la fe de la comunidad cristiana. Pero es una queja repetida- sobre todo pro parte de personas más sensibles del mundo del arte y de la cultura- que descuidamos el valor estético tanto de la  música y del canto, como del conjunto visual de nuestros ritos y ambientes celebrativos.

¿Es la belleza un aspecto superfluo y periférico a nuestra vida o a nuestra liturgia? ¿Se puede decir que la estética ayuda en verdad a celebrar mejor, o todo depende de la acción de la gracia y de nuestra fe?

De los valores estéticos se puede hablar desde muchas perspectivas. La revista Phase ha dedicado uno de sus últimos números al tema “Liturgia y belleza» (n. 143,1984), que empieza con un editorial de su director, P. Tena, titulado “el derecho de la belleza”.

No quisiera aquí hacer discurso sobre la filosofía del arte o la teología de la belleza, en la línea de los siete volúmenes de Von Balthasar ha dedicado a la “gloria” divina y su reflujo en la belleza estética, o de Evdokimv con su “Teología de la belleza”.

Ya sé que la belleza no nace de lo externo –unos objetos estéticamente colocados o unos vestidos de calidad o unos gestos armónicos- sino de dentro: de la verdad, de la porción, de la bondad y calidad que tiene un acción o una persona o una cosa. Pero suponiendo todas estas altas teologías, voy a descender al terreno más práctico de una celebración litúrgica en la que por desgracia a veces descuidamos los principios más elementales de la estética, con lo que no favorecemos precisamente la intención de la liturgia misma ni una mejor participación.
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En torno al Evangelio

En torno al Evangelio

Todas las lecturas bíblicas que proclamamos en la Eucaristía son palabra de Dios. Pero de un modo especial es el Evangelio, la Palabra que nos llega por el mismo Cristo Jesús. Por eso lo tratamos con “suma veneración” (IGMR 35).

Cuando queremos expresar un especial respeto y aprecio hacia algo o hacia alguien, acumulemos gestos expresivos para manifestar nuestra actitud interior. Es lo que pasa en torno al Evangelio: el Misal nos invita a realizar toda una serie de gestos simbólicos para expresar la veneración que nos merece la Palabra del mismo Cristo.

Es la Palabra de un Dios vivo, que nos convoca, nos anima y nos salva, y que en el Evangelio nos interpela a través del mismo Cristo, la Palabra viviente que Dios, de una vez por todas, dirige a la humanidad. En él, más que en ninguna otra lectura, se cumple aquello de que “Cristo, por su Palabra, se hace presente en medio de sus fieles” (IGR 33): Esta es la razón de ser de todas esas manifestaciones de respeto y de aceptación que hacemos en torno al Evangelio, y que nos sugieren la IGMR del Misal Romano y la ordenación de las lecturas de la Misa (=OLM), publicada, en nueva edición, el año 1981.

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Domingo 17 del Tiempo Ordinario – Ciclo B

Domingo XVII del tiempo ordinario Ciclo B

1. Introducción:
La escena de la multiplicación de los panes, también presente en los demás leccionarios, asume en el leccionario B un relieve especial, conectando la temática de Marcos con la de Juan. Sabemos que san Juan considera este hecho como el momento clave en el ministerio de Jesús: las multitudes le abandonan y sólo quedan los Doce, presididos por la fe de Pedro. Es, por lo tanto, coherente con la narración de Marcos: la crisis de Nazaret anuncia la crisis galilea.

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Domingo 16 del Tiempo Ordinario – Ciclo B

XVI domingo del tiempo ordinario

JESÚS PASTOR CON LOS PASTORES

Introducción:
El evangelio del pasado domingo nos relataba la primera misión de Jesús confiada a los Doce. Hoy, el evangelio nos relata lo que siguió a aquella primera misión. Los apóstoles se reúnen con Jesús para hablar con él «de todo lo que habían hecho y enseñado». Los apóstoles dan cuenta de su misión a aquel que se la había confiado. Pero, el trabajo del pastor no es fácil ni descansado. Debe mantener la unidad de su rebaño, «reunir el resto de sus ovejas» según palabras del profeta Jeremías (1 lectura). Ser fiel a la misión encomendada: lograr que la palabra y la obra del Señor -a quien en el salmo proclamamos como Pastor- lleguen a todas las ovejas, tanto a las reunidas en el aprisco como a las dispersas.

El descanso de los pastores no es otro que este: los pastores hallan su descanso en el Pastor. Y, este consiste en saber «estar» con Jesús, escucharlo, vivir con él, profundizar en su comunión de vida como pastor. El reposo del pastor está en aprender íntimamente a hacer de pastor al lado del Gran Pastor de las ovejas. Acerquémonos a la lectura y reflexión de los textos que se nos ofrecen para este domingo:

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Domingo 15 del Tiempo Ordinario – Ciclo B

XV domingo del tiempo Ordinario

Ser elegidos y enviados

La V Conferencia del Episcopado Latinoamericano interpreta el tiempo actual como “una hora de gracia”, “un nuevo Pentecostés”, considerando que “el reto fundamental que se afronta es: mostrar la capacidad de la Iglesia para promover y formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación recibida y comuniquen por doquier, por desborde de gratitud y alegría, el don del encuentro con Jesucristo… No tenemos otra dicha ni otra prioridad que ser instrumentos del Espíritu de Dios, en Iglesia, para que Jesucristo sea encontrado, seguido, amado, adorado, enunciado y comunicado a todos” (Aparecida 14).

Si la Iglesia peregrina por naturaleza es misionera, a todo discípulo de Cristo le incumbe el deber de difundir el Evangelio en cuanto le sea posible. En la mesa de la palabra que se nos ofrece este domingo se reafirma que la vocación misionera hunde sus raíces en el misterio mismo de Dios. Todo Bautizado está llamado a comunicar la palabra de Dios, palabra que no es suya sino que Dios mismo se la ha comunicado. Acerquémonos a los textos que la liturgia nos ofrece este domingo.

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